2008
A través de estos 42 rostros, que siempre los relacioné e imaginé como un muro de lamentos, reflexiono sobre la fragilidad del ser humano y los aspectos efímeros que acompañan, traspasan y transitan por nuestra existencia.
Nunca logré comprender si lo que realizaba eran rostros que, a partir de la versatilidad de la acuarela, se esfumaban o desvanecían, o bien por el contrario, que iban apareciendo y dejándo ver lo más vulnerable que hay de nosotros, y que delata esa fragilidad; nuestro cuerpo. Eso, pienso, es una de las encrucijadas de este proyecto e invito al mismo espectador a pensar, junto a mí, esta disyuntiva.
Tinta china sobre papel
36 x 55 cm. cada retrato.
VER PROYECTO: …Y se desvanecen de la realidad…